Nunca confío demasiado en mí
me gustan todas las
literaturas
sólo aprendo de
memoria
las que tanto
necesito
mi lentitud es
terquedad
o harto heroísmo
mi corazón es fruta
siempre blanda
(mordida y seca
rescato las
semillas)
Cada vez que pienso
“soy definitiva”
la mejor que por mi
puerta ha aparecido
emerge otra
otra que puedo ser
y otras
hasta decirme
qué alivio es
no parecerse
demasiado.
Me la vivo
en fucsio beso y
persistencia
y si me tomo mucho
en serio
más me río.
Creo en los ángeles
difíciles
y en ciertos dioses
de mal comportamiento.
Me encienden las
perplejidades de otros cuerpos:
hay imprevistos
que atrapan la
hermosura.
Descargo mi vestido
de oráculos y plumas
y escribo
desatándome
de Lionzas y
Atalantas.
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