Debo decir que hace ya rato que no pasaba por aquí, y que no me ha quedado más remedio que volver a nacer. Han pasado algunos años, la familia ha crecido un tanto, y la literatura también. Ahora celebro con los lectores la publicación en el 2019 de El Sendero de las Blasas, mi novela. Mi querida novela escrita con esfuerzos y sudores de mujer. Mi novela publicada en Venezuela, cuando parece que por acá están algunas cosas tan revueltas, y hasta difíciles. Cuando pareciera que no estamos para ficciones.
Sin embargo persisto aquí, en casa, mientras algunas personas que quería ya se fueron, o están empacando. Yo sólo sé empacar hacia mí misma, salvo que me llame la vida hacia una nueva aventura.
Y sé que va a hacerlo, y yo con gusto iré, aunque no todavía.
La pandemia me ha puesto a ver los toros de la palabra desde la barrera. Me ha puesto a trabajar duro y más duro en la supervivencia. He dejado un tanto de rockolear, pero no renuncio a la bohemia. Simplemente hubo que esperar un rato. Para salvar la vida propia, y la vida de las personas que he querido.
Siento unas cosquillas nuevas ahora que me estoy poniendo a escribir. Me he contenido el tiempo suficiente. Llegó la hora de dar. Llegó el momento de despertar. Nunca podré ser una redactora de contenidos web sin ser primero una poeta. Sin volver primero a lo único que hago sin reglas, y hago bien.
Un saludo para todos los que aman la poesía, la lectura, la belleza y el arranque de las palabras.
En pleno cumpletiempo, me siento agradecida por la magia del tecleo.
Deseo que escriban...
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