todavía sé cómo te llamabas aquella tarde
tú sonreías
yo moría
cómo has estado
vivo hace tiempo perfumado entre tus cosas
Gracias a Dios
nunca creí en crucifixiones
por eso nunca te di a beber mi alma
nunca aparté de tu sonrisa el cáliz
no me dejé clavar por tu memoria
Tú
que siempre obnubilaste mis poemas
por qué no vienes
y me cambias el nombre
y me regalas las flores más nubladas
por qué no me susurras ni me tocas
nunca vienes
jamás me desesperas
por qué tu sonrisa de diabólica curiosidad
te parezco un monumento
amas las antigûedades
compras los deseos con sonrisas
nunca te mueres
y ya tienes tu propia galería para el olvido.
Del libro Trópico de Circe 2006.
No hay comentarios:
Publicar un comentario